Los Inicios

Pues como casi todos...

Como regalo de reyes, allá por el 2018, recibí un kit de extracto para hacer una Winter Ale, 20 litros, ¡casi na! y el caso es que, a pesar de mi afición a la cerveza desde muy joven nunca pensé en casa se podría fabricar cerveza, y además buena, mejor dicho, resultona y rica.

Curioso fue que, en un viaje a Burdeos, sí Burdeos, cuna del vino francés, en casa de un amigo tomé innumerables cervezas que fabricaba él mismo en su propia casa, bueno casoplón, pues me dio por pensar en que yo también podría, pero yo mismo me autoconvencía de que era imposible hacer cerveza en mi fantástica cocina de apenas 5 metros cuadrados. De vuelta de aquél viaje hablando con otro amiguete me comentó que el hacía lotes pequeños, de unos 5 litros, en su casa, que fermentaba en el baño, dentro de la bañera.

Volviendo al Kit en cuestión, no fue hasta el 19 de marzo de ese mismo año cuando ejecuté las instrucciones del Kit para fabricar la Winter Ale, una cerveza de invierno de cara al verano, ¡ya me vale! En los dos meses anteriores estuve buscando información para realizar el proceso de fermentación, y embotellado con garantías. El Kit venía completo a excepción de las botellas, es decir, necesitaba primero adquirir o comprar 60 botellas y eso es lo que hice. Pues una vez con las botellas en casa me puse manos a la obra con la inestimable ayuda de mi hija, después de alguna salvajada que no voy a contar, fabriqué mi primera cerveza, fermentó, la embotellé y un mes después abrí la primera botella que sorprendentemente estaba buena, y aquí vino la liada.

Llegados a este momento, empecé a dar vueltas a la cabeza para intentar conseguir fabricar mi propia cerveza, pero esta vez a partir de grano y con mi propia receta, bueno me he venido muy arriba, la primera cerveza que fabriqué en todo grano fue copiada de una web y modificada para mi equipo. Lo primero y más importante era que no quería gastarme un pastizal en diseñar un equipo que me costara más que una propia máquina de hacer cerveza, segundo, la capacidad de mi casa para almacenar botellas, grano y demás es limitada, así que no me quedaba otra que cocinar en la vitro de la cocina. Surgían muchas dudas, ¿cuánta cantidad de posto a hervir? ¿cuánta cantidad de volumen a macerar? ¿el agua para el lavado, cómo la caliento? ¿cómo enfrío el mosto sin tener que llenar la bañera de agua y hielo? poco a poco y de una en una. Después de muchas vueltas, buscando perolas en diferentes tiendas encontré una olla de 17 litros que era del diámetro máximo que podía soportar la vitro, pues a por ella que fui, de hecho, me la regalaron para mi cumpleaños. Compré on-line en la tienda más barata que encontré un grifo para poder acoplárselo, que no lo hice yo, en esto me ayudaron mis compis del curro, que de chapa y soldaduras saben un poco, pues ya tenía la olla de cocción, la misma en la que iba a macerar, pero, ¿cómo preparo un fondo plano por encima de la salida del grifo para permitirme recircular y separar el grano del mosto? Pues sencillo, una mosquitera de acero inox, que se corta con unas tijeras de chapa y para separarlo del fondo, pues unos tornillos inox, ¡eah! ya tengo macerador, y olla de cocción 2 en 1. Otra, ¿cómo mantengo la temperatura de macerado? Pues fácil también, con una esterilla de camping del Decathlon, el aislante más económico, más de un metro cuadrado por menos de 4€, ¡chollazo! Sólo me faltaba el poder bajar la temperatura lo más rápidamente al mosto, pues serpentín de cobre que te crió, con una manguerita y una bombita sumergible de acuario.

¡Ya estaba listo para comenzar la fabricación de mi propia birra a partir de grano!